Los propietarios de la furgoneta explicaron que el vehículo probablemente lo conducía un joven de 25 años de origen búlgaro que lo habría cogido sin permiso y que por eso quizás después de haber sufrido el siniestro habría salido del canal para esconderse. Según la mujer del propietario de la furgoneta, Rocío Cañero, el joven era un conocido suyo “muy buena persona” que habría cogido la furgoneta sin permiso y ahora “por miedo se esconde para que no lo denunciemos”. Aunque no se descartaba nada, la principal hipótesis ayer era que el joven se habría ahogado.
Es una metáfora de la vida muy interesante que debe hacernos pensar: su religión no importa, lo importante es rezar con fé.
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