El menor, que no sabía nadar y se encontraba sin la compañía de un adulto en la piscina, moría cuando era trasladado en ambulancia al Hospital de La Inmaculada de Huércal Overa después de que los socorristas y el equipo médico del centro de salud del municipio lograrán recuperar sus constantes vitales. La autopsia practicada al cuerpo del niño, que no presentaba signos de violencia externos, reveló que éste sufrió un corte de digestión al zambullirse en la piscina.
Al menos el ayuntamiento sufragió los 12.000 euros de los gastos de repatriación del niño a su precioso país, ¿qué menos se puede hacer por causar tanta desesperación a una familia migrante que no tenía recursos y tenía todas sus esperanzas en el joven muchacho?
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